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Desde hace muchos siglos los seres humanos han recibido beneficios de los productos de las abejas.
La miel, el veneno de las abejas (apitoxina), el polen, el propóleo, la cera y la jalea real son de los productos que le han servido de alimentado y hasta se han curado al utilizarlos.
Las abejas cumplen un papel fundamental en la polinización de algunos cultivos vegetales, pues las abejas de la especie Apis mellífera es de la especie polinizadora con mayor importancia en la agricultura (Simbaña Chorlango, 2015), porque de los alimentos que consumimos un tercio es debido a la polinización, y de los organismos vivos que se encargan de polinizar las plantas, las abejas ocupan aproximadamente la mitad (Lindao, García, Espinoza, & Carrera, 2020).
Para que todo esto sea posible, existe una estructura social en una colmena de Apis mellífera, hay un orden de tres tipos de individuos: la reina, que es la única reproductora; las obreras, capaces de realizar múltiples tareas dependiendo la necesidad; y, por último, los zánganos, donde su papel primordial es fecundar a la reina virgen (Garrido M, 2012). El objetivo principal de este ensayo es detallar cómo es el ciclo vital y lo que pasa con el zángano en la colmena.
Si quieres leer el texto completo, te invito a seguir este enlace donde encontrarás toda la información recopilada sobre la importancia del zángano.
